- En el Día de la Tierra, que se celebra el 22 de abril, acercamos algunos datos y reflexiones sobre cuestiones clave un desarrollo sostenible y resiliente al clima, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)
En 2018, el IPCC puso de relieve la escala sin precedentes del desafío que suponía limitar el calentamiento a 1,5 °C. Cinco años después, el desafío es aún mayor debido al aumento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero. El ritmo y la escala de las medidas adoptadas hasta el momento, así como de los planes actuales, son insuficientes para hacer frente al cambio climático.
La quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de la energía y las tierras durante más de un siglo han provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Como resultado, se han producido fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y más intensos que han generado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo.
Cada aumento del calentamiento se traduce en peligros que se agravan rápidamente. Las olas de calor de mayor intensidad, las lluvias más fuertes y otros fenómenos meteorológicos extremos exacerban los riesgos para la salud humana y los ecosistemas. En todas las regiones, el calor extremo está causando la muerte de personas. Se prevé que la inseguridad alimentaria y la inseguridad hídrica asociadas al clima se incrementarán debido al aumento del calentamiento.
“La justicia climática es crucial porque quienes menos han contribuido al cambio climático se ven
afectados de forma desproporcionada”, explicó Aditi Mukherji, una de los 93 autores del Informe
Cuando los riesgos se combinan con otros fenómenos adversos, como las pandemias o los conflictos, resulta aún más difícil controlarlos.
En esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que se necesitan. Por otra parte, a fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, es preciso lograr
reducciones drásticas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores. Las emisiones ya deberían haber disminuido y será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030, si se desea limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Un claro camino por recorrer
La solución radica en el desarrollo resiliente al clima. Ello implica integrar las medidas de adaptación al cambio climático con acciones orientadas a reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, de manera tal que aporten mayores beneficios.
Por ejemplo, el acceso a las energías y las tecnologías limpias mejora la salud, especialmente en el caso de las mujeres y los niños; la electrificación con bajas emisiones de carbono, los desplazamientos a pie y en bicicleta y el transporte público mejoran la calidad del aire, la salud y las oportunidades de empleo, a la vez que fomentan la equidad. Los beneficios económicos para la salud humana derivados solo de la mejora de la calidad del aire serían aproximadamente iguales, o quizás incluso superiores, a los costos que implican reducir o evitar las emisiones.
El desarrollo resiliente al clima se torna cada vez más difícil con cada aumento del calentamiento. Por este motivo, las decisiones que se tomen en los próximos años serán fundamentales para determinar nuestro futuro y el de las generaciones venideras. Para que esas decisiones resulten eficaces, deben estar basadas en nuestros diversos valores, opiniones y conocimientos, incluidos los conocimientos científicos, indígenas y locales. Este
enfoque facilitará el desarrollo resiliente al clima y generará soluciones adecuadas a nivel local y aceptables desde una perspectiva social.
“Los mayores avances en materia de bienestar podrían lograrse al priorizar la reducción de los riesgos climáticos en las comunidades marginadas y de bajos ingresos, incluidas las personas que viven en asentamientos informales”, expresó Christopher Trisos, uno de los autores del informe. “La acción climática acelerada solo se concretará si se aumenta considerablemente la financiación. La financiación insuficiente y asignada incorrectamente frena el avance”.
Si se comparten las tecnologías, los conocimientos especializados y las medidas de política adecuadas, y se aporta de inmediato la financiación suficiente, cada comunidad puede reducir o evitar el consumo con altas emisiones de carbono. Al mismo tiempo, mediante una inversión
considerable en las medidas de adaptación, es posible evitar los crecientes riesgos, especialmente en el caso de los grupos y las regiones vulnerables.
El clima, los ecosistemas y la sociedad están interconectados. La conservación eficaz y equitativa de entre el 30 % y el 50 %, aproximadamente, de los recursos terrestres, marinos y de agua dulce de la Tierra ayudará a garantizar la salud del planeta.