Madre Coraje y AEDRA, con la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional (AACID) está apoyando a 382 familias campesinas peruanas dedicadas a la producción y comercialización de cuy, miel y aguacate. “Para ello estamos apoyando el emprendimiento colectivo de estas familias, a través de sus organizaciones de productores agropecuarios. Estamos promoviendo la producción y transformación de estos productos con controles de calidad; comercialización eficiente y sostenible; fortalecimiento de asociaciones y cooperativas; productoras y lideresas empoderadas en el ejercicio de sus derechos y entidades del Estado comprometidas con el desarrollo agropecuario”, explica Rocío Monje, Técnica del Área de Cooperación Internacional de Madre Coraje.
El apoyo a estas familias también abarca la formación y capacitación para ampliar los retos productivos y empresariales. “Hace unas semanas se organizaron visitas formativas (pasantías) en las que 9 mujeres y 19 hombres, productores y líderes de la Cuenca del Vilcabamba, pudieron conocer en primera persona otras experiencias exitosas, productivas y de organización, que se implementan en la región de Cusco”, añade Monje.
La realidad de la zona en la que se está poniendo en marcha este proyecto de la mano de Madre Coraje, AEDRA y la AACID, se caracteriza por una producción agropecuaria de subsistencia con serias limitaciones para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias lo que se refleja en los altos índices de desnutrición infantil: más del 24% de los menores de 5 años de Grau sufren anemia, y más de 23%, desnutrición crónica. Además, la inversión pública para promover el desarrollo rural y la infraestructura es insuficiente y de poca envergadura, a lo que se le suma las consecuencias que tiene en la producción familiar y campesina la crisis ambiental y el cambio climático y la actividad minera que está cobrando cada vez mayor importancia en la economía de la región.
El apoyo a estas familias también abarca la formación y capacitación para ampliar los retos productivos y empresariales.
“Estas familias han visto perjudicada su situación por la crisis sanitaria de la Covid19. Estamos hablando de una población que vive con 1,3 euros al día y con altísimos índices de desempleo que afecta especialmente a la mujer. A pesar de que las mujeres trabajan en las actividades agropecuarias, los ingresos percibidos son limitados y en algunos casos nulos. En temas educativos, sólo el 41% de las mujeres tiene al menos la secundaria completa, y es altamente preocupante que el 85% ha sufrido violencia física, sexual o psicológica por parte de su esposo o compañero”, informa Monje.
Magdalena Nina Quispe, del Distrito de Vilcabamba, Grau, forma parte de las familias participantes en este proyecto y destaca que estar implicada en él ayuda a “mejorar mis ingresos y seguir apoyando los estudios de mis hijos”.
Maribel Challco y su familia también participan en este proyecto y cuentan con un invernadero en el que producen lechugas, tomates cherry y tapines que comercializan a las grandes tiendas de la ciudad del Cusco.