Comunicado de la OIM-España| Hace diez años, cuando una embarcación abarrotada con más de 500 mujeres, hombres y niños se hundió frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa, dijimos “nunca más”.
Al conmemorar los diez años de ese naufragio, cabe constatar que no hemos cumplido esa promesa. En 2023, hemos registrado el primer trimestre más mortífero desde 2017 y, hasta el 2 de octubre, ya se han registrado 2.517 personas muertas o desaparecidas en el Mediterráneo central.
Rara vez pasa una semana sin que nos lleguen noticias de tragedias e incidentes dramáticos de todo el mundo., ya sea en el mar o en rutas terrestres. Lamentablemente, estas han cobrado un cariz de normalidad. Estas tragedias son prevenibles. La necesidad de brindar una respuesta firme a esta tragedia humana ya no puede soslayarse por más tiempo. Salvar vidas no es una opción; es una obligación jurídica. Un imperativo moral.
Instamos a redoblar esfuerzos para fortalecer la cooperación en operaciones coordinadas de búsqueda y rescate, garantizar que los migrantes y refugiados reciban asistencia vital; poner freno a la criminalización, obstrucción o disuasión de quienes prestan ayuda humanitaria; establecer vías regulares efectivas que satisfagan las necesidades y protejan los derechos humanos de todos los afectados ; combatir la trata y la explotación; y recabar datos para prevenir y resolver los casos de migrantes y refugiados desaparecidos, y poner dichos datos a disposición del público.
En 2018, los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular y el Pacto Mundial sobre los Refugiados. Estos dos marcos históricos, concebidos para aplicarse de forma complementaria, nacieron en parte para dar respuesta a tragedias como la de Lampedusa.
El Pacto Mundial para la Migración busca establecer esfuerzos internacionales coordinadas para fortalecer la gobernanza de la migración y salvaguardar a los migrantes, mientras que el Pacto Mundial sobre los Refugiados se centra en afianzar el reparto de responsabilidades y facilitar soluciones en apoyo a los refugiados.
Nuestra responsabilidad como comunidad global es ayudar a quienes se embarcan en viajes peligrosos en busca de una vida más segura y digna para ellos y sus familias. En palabras del poeta británico-somalí Warsan Shire, “nadie pone a su hijo en un barco sin tener la certeza de que el agua es más segura que la tierra”.
Bajo nuestro liderazgo —como Directora General de la OIM y Coordinadora de la Red de las Naciones Unidas sobre la Migración, y como Alto Comisionado para los Refugiados, respectivamente—, y con el apoyo del sistema de las Naciones Unidas, el compromiso de actuar adquirirá nuevos bríos. Hemos realizado avances, como se pudo ver durante el primer Foro de Examen de la Migración Internacional celebrado en mayo de 2022, donde los Estados Miembros formularon un llamamiento en favor de la adopción de medidas adicionales en esta esfera. Podemos, y de hecho debemos, convertir estos llamamientos en soluciones.
Con nuestro apoyo, el Secretario General de las Naciones Unidas formulará recomendaciones concretas y viables sobre estas cuestiones para someterlas a la consideración de los Estados Miembros el próximo año.
El segundo Foro Mundial sobre Refugiados, organizado por el ACNUR en diciembre, facilitará el anuncio de compromisos concretos, considerará formas en las que se puede lograr mejor compartir la carga y la responsabilidad, al tiempo que instará a demostrar mayor solidaridad con los refugiados.
Nuestro enfoque será integral y se basará en una comprensión profunda de algunas de las causas fundamentales y los desafíos que enfrentan los migrantes y refugiados a lo largo de las diversas rutas por las que transitan en todo el mundo. También será inclusivo, al fundamentarse en las opiniones, los conocimientos y las experiencias de nuestros asociados, esto es, los Estados, los agentes humanitarios, la sociedad civil y los principales afectados –los migrantes, los refugiados y sus familiares.
Recaerá en los Estados la responsabilidad de poner en práctica este enfoque.
Al cumplirse diez años del naufragio de Lampedusa, debemos redoblar esfuerzos para evitar que se vuelvan a producir tragedias como esta. La comunidad internacional puede marcar la diferencia. Ahora nos incumbe dar muestras de voluntad y determinación.