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Migrantes bajo amenazas

La migración no es un crimen

Las detenciones y deportaciones de migrantes de la nueva era trumpista han comenzado. Las redadas empezaron en Chicago, Illinois, y ya se han extendido a largo de todo el país. La identificación de migración y delincuencia, con redadas, detenciones y deportaciones masivas utilizando imágenes de personas migrantes esposadas de manos y pies han marcado los primeros diez días de mandato de Trump.

Mientras se prepara “la mayor deportación de la historia” que el republicano prometió durante su campaña. Según El País “Se estima que son unos 11 millones de personas, según cifras oficiales, pero el magnate ha llegado a hablar de hasta 25 millones”

Las medidas ejecutivas adoptadas por el presidente Trump afectan gravemente a los derechos de quienes buscan asilo y ponen en peligro incontables vidas, creando amenazas inexistentes para ampliar la militarización, la externalización de las fronteras, el uso generalizado de la detención por motivos de inmigración, las expulsiones aceleradas y la criminalización de quienes defienden los derechos de las personas migrantes.

Ana Piquer, directora de Amnistía Internacional para las Américas.

Desde la ASONGD, expresamos nuestra más firme repulsa ante estas políticas que criminalizan la migración y vulneran los derechos fundamentales de millones de personas. No podemos permanecer indiferentes ante la deshumanización que representan estas medidas, donde cada número de detención o deportación esconde una historia de vida, un sueño truncado y una familia destrozada. La retórica antiinmigrante de la administración Trump no solo alimenta el miedo y la división, sino que también ignora las contribuciones vitales que las personas migrantes hacen a las sociedades que las acogen.

EXIGIMOS la protección legal para todos las personas migrantes, el respeto a sus derechos humanos y el fin de las políticas que promueven el odio y la exclusión. La migración no es un delito y ninguna persona debería ser tratada como criminal por buscar una vida digna y segura. Es momento de que la ciudadanía de todos los países y la comunidad internacional alce su voz y actúe frente a estas injusticias, defendiendo los valores de la solidaridad, la compasión y el respeto a la diversidad.