- EDUCO lleva a cabo una investigación con cerca de doscientos niños, niñas, adolescentes, familiares, trabajadores sociales y docentes en cinco municipios andaluces (Sevilla, Málaga, Granada, Marchena y Montilla) para acercarnos más a su realidad.
- El informe de esta investigación, que cuenta con el apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, lleva por título Luces y sombras en el bienestar: la percepción de niños a niñas, y viene a confirmar que, si bien el acceso a recursos materiales es pieza básica en su bienestar, no es suficiente para explicarlo ni para garantizarlo.
TRIBUNA| Fernando Rodríguez Hervella, Delegado de Educo en Andalucía. A pesar de ser algo básico en nuestras vidas, pocas veces nos paramos a pensar sobre el bienestar y sus múltiples interpretaciones. Quizá se deba a lo ambiguo e inabarcable del tema, quizá a que es un aspecto que se da por sentado… el caso es que el debate muchas veces se limita a lo material. Dando por hecho que hay bienes esenciales para tener una adecuada calidad de vida, como la vivienda, la salud, la alimentación o la salud, y acotando el tema a la población infantil, un acercamiento más detenido a la realidad que viven niños y niñas nos invita a un planteamiento más amplio y complejo, también más interesante, sobre aquellos factores que favorecen o dificultan esa “buena vida”.
Como entidad que trabaja por la mejora de las condiciones de la infancia a través del cumplimiento de sus derechos, en Educo queremos ir un paso más allá, analizando el impacto que estos derechos -a la educación, a la salud o al ocio y el tiempo libre- tienen en niños y niñas. Centrándonos en ellos como protagonistas y expertos en sus propias vidas, hemos llevado a cabo una investigación con cerca de doscientos niños, niñas, adolescentes, familiares, trabajadores sociales y docentes en cinco municipios andaluces (Sevilla, Málaga, Granada, Marchena y Montilla) para acercarnos más a su realidad.
El informe de esta investigación, que cuenta con el apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, lleva por título Luces y sombras en el bienestar: la percepción de niños a niñas, y viene a confirmar que, si bien el acceso a recursos materiales es pieza básica en su bienestar, no es suficiente para explicarlo ni para garantizarlo. Así, de los testimonios de los propios niños y niñas, y en línea con otros estudios realizados, se desprende que el bienestar se asienta en las relaciones, principalmente con sus familias, sus amistades, mascotas y personas de referencia de sus entornos. “Me siento feliz y siento confianza cuando hablo o le cuento algo a mis amigas”, nos decía una niña de 11 años del Polígono Sur, en Sevilla. Si bien tanto este como otros testimonios son evidentes e innegables, es importante recordar la relevancia de que sus opiniones sean escuchadas y tenidas en cuenta, tal y como defiende la Convención de Derechos de la Infancia en su artículo 12. Tener en cuenta opiniones como estas, de puro sentido común y totalmente alineadas con sus derechos y su bienestar, supone garantizar espacios de ocio, tiempo libre y de juego que fomenten y fortalezcan estas relaciones de calidad, tan básicas para niños y niñas.
Me siento feliz y siento confianza cuando hablo o le cuento algo a mis amigas
Niña de 11 años del Polígono Sur en Sevilla
En contraste con las percepciones de muchas personas adultas que han participado en este proyecto, quizás más preocupadas por garantizar los recursos básicos de sus hijos, éstos destacan la importancia de respetar el medio ambiente y la naturaleza, así como de crear entornos salubres y seguros en los que se sientan confiados y protegidos ante cualquier tipo de violencia. Ellos mismos indican de forma directa las acciones a llevar a cabo, tal y como nos comentaba un chaval de 15 años del barrio granadino del Almanjáyar: “Más responsabilidad y limpieza porque el barrio suele estar sucio”.
Parece además que la importancia que niños y niñas le dan a las relaciones con su entorno tiene un carácter global. Así, resulta curioso que, comparando los hallazgos de este informe con un estudio reciente muy parecido que realizamos en América Latina, a pesar de las diferencias culturales y socioeconómicas entre ambos territorios, las prioridades de niños y niñas en cuanto a su bienestar no difieren casi en nada. Sólo se aprecian diferencias en aspectos muy concretos, como la referencia negativa que algunos adolescentes andaluces hacen al corte del suministro eléctrico, en las zonas más desfavorecidas de Sevilla y Granada, o la importancia que los niños y niñas de familias migrantes le otorgan a mantener vínculos con familiares, cultura y costumbres de sus países de origen.
Por último, y como axioma básico de la investigación aplicada, pretendemos que el conocimiento generado en este proyecto sea útil y llegue a todos los actores andaluces que trabajan de forma directa o indirecta con la infancia, ya sean centros educativos, entidades, ONG o la propia Administración a través de su acción local y autonómica y de sus programas y planes de cooperación. En este sentido, las percepciones y opiniones de los propios niños y niñas indican el camino a seguir a todos los actores y entidades que trabajamos por un bien común muy preciado, tanto para el presente como para el futuro de nuestra sociedad, como es el bienestar de niños y niñas.
